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lunes, 21 de julio de 2014

GRACIAS POR TODO

¿Qué es la felicidad? ¿Qué es la suerte?¿Qué es la riqueza.
A todo ello puedo contestar porque todo lo tengo.
No hay felicidad más absoluta que sentirse amado.
No hay suerte mayor que notar su respiración en la piel.
No hay mayor riqueza que acumular los momentos vividos con ella.
Un día arribé a su puerto y me di cuenta de que no era necesario navegar más.
Y me sentí vivo, ilusionado, capaz de lo imposible con una facilidad pasmosa.
Benditas sean todas las veces que la hago feliz.
Benditos los recuerdos que compartimos.
Dulce néctar los besos dados.
El tener la seguridad de no estar solo, de que todo es cosa de dos.
El saber que esto no se acaba y que aun queda mucho por recorrer.
Y que se hará con una mano apretando la mía para no soltarla.
Porque aquello que se busca lo he encontrado.
Y espero que ella no lo siga buscando.
Porque aunque el reloj marque el tiempo el nuestro se paró y no importa el resto de la creación.
Un abrazo suyo es un nuevo nacimiento.
Tan simple hubiese sido decir que la quiero.Más simple es quererla.
Porque comparte su paso por este mundo conmigo, dejando sus huellas marcadas en mi.
Por todo.Por ella.Por nosotros brotan estas palabras.






miércoles, 17 de julio de 2013

MI LOCURA

    Mi locura nació un 22 de julio de 1984, pero no fue hasta varios años después que la conocí.
Una cosa estaba clara, tarde o temprano teníamos que encontrarnos. Lo hicimos aquel día, con una canción antigua quitándonos la timidez. 
    Mi maravillosa locura crea un mundo más fácil, feliz y excitante. Escondida tras una sonrisa radiante teje la forma de vivir que deseo, y no contenta con regalármela se apresura a vivirla conmigo de forma desinteresada.
    No es necesario que lo diga, sé que está ahí.
    A veces me acaricia el alma con sutileza, me la pide prestada y la devuelve radiante, esperanzada, un alma nueva.
    No es necesario que lo diga, la necesito a mi lado.
    Te hace ver las cosas de diferente forma, como deberían verse. Es mi apoyo, seré el suyo.
    No es necesario que lo diga, es lo que he pedido en casi todo. En lo que no lo mejora con creces.
    ¿Cómo no estar loco después de gozar de tan maravillosa criatura? Si probar el cielo en vida es tan placentero, si morir de ansias en sus brazos es un nacer glorioso.Arrancándome de mí mismo, reposando en su cuerpo.Alumbraron las velas, perfume de incienso y caricias, al compás de música que danza con nuestros deseos creamos un rincón propio en nuestro mundo.
    Aún en su delicadeza es fuerte como una roca soportando las embestidas de las olas del devenir de la vida. 
    Porque aprendo de ella cada día no es necesario que lo diga, la admiro. 
    Sólo puedo dar las gracias porque un día llegó y porque aún no se ha marchado.Incita al pecado, al beso, al mordisco, al suspiro, a deambular por una piel sin destino fijo.Desde la frontera de la oscuridad perpetua mi corazón la anhela.
    No es necesario decir que la quiero.



domingo, 3 de junio de 2012

EL MUCHACHO

El muchacho fue  a buscarla, pero no estaba. Dejó una parte de su vida para que se lo dijera cuando apareciera.

Le llegan recuerdos de la manera más insospechada.

 El olor de un galán de noche le recuerda una infancia que no le pertenece pero un tiempo fue suya. El patio de una casa y un verano.

El sonido de una risa un buen momento.

El tacto de una lágrima sobre su hombro que nació para protegerla.

Y así decora su vida estropeada por descuidos incorregibles.

El muchacho aprendió a volar sólo.

Lo enseñaron a estrellarse.

Se imagina el libro de su vida, y le tienta pasar las hojas hasta el final para ver en que acaba todo. Pero ya no tendría sentido vivirla.

El muchacho a veces quiere morir, pero seguro que llegaría tarde y no le gusta que la gente lo espere. Quizás no fueran , nadie lo eche de menos, nadie se despida de él.

Se habituó a si mismo.

El muchacho sabe que sólo tiene una oportunidad para demostrarlo todo. Tampoco pidió tenerla.

De vez en cuando golpea las teclas y salen cosas.


sábado, 17 de marzo de 2012

TODAS Y CADA UNA

  Palabras calladas. Silencios gritados. Amores recordados y pasiones olvidadas. Dulces helados saboreados entre  risas. Lágrimas vertidas y otras ocultadas. Esa sensación de querer morir que te aferra a la vida. El rencor corriéndote por la espalda deseando explotar en miles de pequeños cristales hirientes. Abrazos cálidos, cortos, que se anhelan eternos. Pequeños detalles que se clavan en la memoria para no irse, vivencias perpetuas. El calor de una piel escapándose entre los dedos como arena de una playa. La visión de una despedida, de un encuentro esperado. La novedad de una nueva amistad, de un amor, de un desamor. El aprender de un error, el enseñar con el daño. El sufrir y la valentía de dejar de hacerlo. El decidir reír, el alzar el vuelo, el "¿por que no?" que demuestra que se podía. Las personas que olvidamos y que dejan de existir, las otras que hacen que existamos. Esa persona que tarde o temprano vendrá para completarnos. Cada segundo, cada instante, pasado y por pasar.
 Todas estas cosas crearon  la persona que soy.

lunes, 12 de marzo de 2012

LA RONDA NOCTURNA

  El dolor parecía traspasarla. Con una mano sobre la prominente barriga la muchacha resoplaba en el silencio de la noche roto a veces por el maullido de un gato o por el paso de las patrullas de Control Ciudadano o C.C. como todo el mundo las llamaba.
  El toque de queda se había dado hace media hora. Si los encontraban tendrían problemas.
  -Todo va a salir bien- la tranquilizó el hombre que la acompañaba.
  La muchacha lo miró. Era joven, de unos 24 años, con barba de tres días y una sonrisa piadosa en los labios. El hombre del que se había enamorado siendo niña y con el que se fugó de casa cuando sus padres le prohibieron verlo. Desde entonces andaron de ciudad en ciudad buscándose la vida, robando para poder echarse algo a la boca, durmiendo donde podían. Pero ese no era el estilo de vida que podían llevar con un hijo. Llegó sin avisar y era un problema.
  -Duele...y mucho...
  -Lo sé cariño...
  -¡Qué coño vas a saber, no es a tí a quien está desgarrando!
  Diez minutos después el niño estaba en el mundo. Lo envolvió en una raída manta. El hombre lo lo observó. Abrió el contenedor más cercano y lo echó dentro.
  -Lo siento pequeño no podemos.
  -¿Donde demonios estás?-lo llamó ella.
  El hombre volvió a su lado.
  -¿Te has deshecho de él?
  -Sí.
  La visión de ella en aquel charco de sangre le produjo náuseas e intentó no demostrarlo.
  -Tenemos que irnos. Conozco un lugar no lejos de aquí donde podremos dormir.
  La ayudó a levantarse. Estaba mal, había perdido demasiada sangre. Avanzaron por las calles todo lo rápido que podían, atentos a cada esquina. Vivían en constante peligro, saboreando la muerte en cada en todas sus formas.
  -Hemos llegado.
  Se encontraban en una fabrica abandonada. Una rata corrió delante de ellos y el hombre le lanzó una lata con el pie, pero ésta la esquivó huyendo por un agujero . Recostó a la muchacha sobre un colchón que encontró mientras le acariciaba el pelo. La muerte le supo a humedad y podredumbre.
  -Cariño-dijo la muchacha mientras le cogía de la mano- prométeme que algún día tendremos una casa con jardín, de color ocre, como aquella que vimos. Pasearemos por el jardín y llevaré un vestido largo, tú corbata y chaqueta. Seremos muy felices con nuestros hijos. Promételo...
  -Prometido está, ahora duerme.
  Un golpe seco sonó detrás de ellos. Dos agentes del C.C. entraron con sus uniformes gris perla, encañonando sus pistolas.
  -¡Alto!
  El hombre se giró sobresaltado. Los disparos sonaron y la noche se tiñó de sangre. En un último aliento agarró la mano de la muchacha, estaba muerta. Pero no por los disparos sino por el parto y su muerte sabía a vida. Cerró los ojos y murió a su lado, juntos hasta el final. Su muerte le supo a pólvora.
  -Comunican que están muertos.
  El agente cogió la radio que colgaba del cinturón.
  -Aquí agente Gustaff, placa 638291. Repito aquí el agente Gustaff.
  -Aquí la central-se escuchó tras un chasquido.
  -El agente Karl y yo nos encontramos en el 26 de la calle Rivera. Seguimos a dos personas tras el toque de queda. El hombre nos atacó y nos vimos obligados a disparar-dirigió una mirada de complicidad a su compañero-muriendo los dos. Solicito un furgón K-8 para la retirada de los cadáveres.
  -Está en camino, gracias por el servicio cumplido.
  -Mira esto-dijo Karl-parece que acaba de dar a luz.
  -¿Qué importa eso?
  -¿Dónde estará el crío?
  - Que se ocupen los del K-8, bastantes problemas tengo yo.
  -¿Has vuelto a discutir con Carla?
  -Sí-sacó un paquete de cigarrillos y le tendió uno a Karl-No hay quien las entienda. Parea mí que alguien se la está follando. Quiere el divorcio, no debí casarme con ella.
  -Tú la quieres.
  -Eso es lo que me jode, que la quiero. No puedo hacer nada y se va a ir. Todo es una grandísima mierda.
  Sacó la pistola y disparó sobre el cadáver del hombre. Karl miró a su compañero mientras le daba una calada al cigarro. Eran casi como hermanos. Se juró a si mismo que si lo abandonaba la mataría.
  Poco después llegó el furgón del K-8 e introdujeron los cuerpos en bolsas de plástico. Karl se acercó al hombre que garabateaba palabras en un acta. Pudo leer algo como "sin incidencias" antes de que éste lo mirara de manera inquisitoria.
  -¿Puedo ayudarle?
  -¿Han encontrado el bebé?
  -Mire agente...
  -Karl.
  -Agente Karl, levantamos seis o siete cuerpos de vagabundos que han roto el toque de queda a la semana y cada vez hay más. ¿Cree que el K-8 buscará el hijo de estos desgraciados? Si ese niño muere menos trabajo: usted no tendrá que matarlo ni yo que limpiarle la mierda. ¿Me comprende?
  -Por supuesto.
  Le recordó a un buitre, vivía gracias a los muertos. Su cara parecía decir "dame la mano y te arranco las entrañas".
  -Debería volver al trabajo agente aún hay mucho por hacer.
  -Y usted tiene mucha mierda que limpiar.
  La mirada fue fulminante pero Karl prefirió no continuar la disputa. Lo que le preocupaba era donde estaba el recién nacido y sobre todo porqué le importaba aquel asunto. Quizás se estuviera ablandando con los años.
  Gustaff lo esperaba en el coche patrulla con la mirada fija en el salpicadero.
  -Podemos irnos.
  -¿Dónde has estado?
  - Intercambiando opiniones con uno de esos hijos de puta.
  -Esos idiotas se creen superiores por un título universitario que tienen.
  Arrancó y giró a la derecha. Los faros rompían la oscuridad creando fantasmagóricas formas. Karl escribía el informe. Dudó un instante y finalmente anotó " cuerpo de un recién nacido perdido". Dejó la carpeta en la guantera.
  Al pasar junto a un contenedor creyó oír llorar a un bebé.
"Es sólo mi imaginación" pensó. Y no dijo nada.

martes, 10 de enero de 2012

DEJO LA PUERTA ABIERTA

 Alguna vez dejo la puerta abierta, y no pasa nada. Otras entra silenciosa, y respiro ese silencio. Otras, simplemente la escucho.
 De vez en cuando es una malcriada y juega a disfrazarse con mis sueños, o es toda bondad dándome de beber la lluvia que cayó de las nubes oscuras que un día taparon nuestro horizonte.
 Me hace esperar eternamente en la esquina de sus suspiros y me apremia en sus placeres. 
 Me odia y me ama como ayer. La quiero como siempre, como antes de conocernos.
 Cuando caí no me recogió, me dio impulso y me enseñó a levantarme.
 Nunca sé lo que hará, pero espero que lo haga, sea lo que sea. Todo es diferente ahora. Vivo después de muerto.
 Hoy su sonrisa decía: "nada malo puede pasar". Y sé que es cierto. Mientras estemos juntos. Y es por siempre, su recuerdo no se marcha, no lo hará.
Alguna vez dejo la puerta de mi alma abierta...

sábado, 17 de septiembre de 2011

RESPUESTA TARDÍA

Hizo la pregunta por la mañana.
-¿Me quieres?
-Claro que te quiero.
-¿Por qué?
A esa pregunta él no contestó.
Por la tarde iban los dos en el coche a casa de unos amigos. En la cuneta de la carretera vieron un perro muerto. Ella se santiguó.
-Lo hago porque murió solo y nadie se acordará de él, así por lo menos alguien lo hará.
Él le sonrió.
-Por cosas como esta.
Esa era la respuesta a la pregunta no contestada de esa mañana.

viernes, 9 de septiembre de 2011

DI MI NOMBRE

Di mi nombre. Baña en saliva cada una de las silabas. Diferencia su sabor y deja que te satisfaga. Luego si quieres escúpelo con rabia.
Arañame la espalda, que la piel se introduzca debajo de las uñas.
Pierde la vergüenza, luego las buscaremos juntos.
Grita, que te oigan. Llora si te apetece. Empápate en mi sudor y haz mi olor tuyo.
Déjame observarte desnudándote de tu propio cuerpo.
Di mi nombre. Sabes hacerlo muy bien.
Aunque no sea el suyo, aunque sepa que soy mejor que él.
Di mi nombre y sonríe...

domingo, 7 de agosto de 2011

POBRE TONTO

Pobre tonto.
Se tuvo que marchar para darte cuenta que te hacia tanta falta.
Que la oyes respirar en el soplo de ese viento que te canta.
El brillo de su mirada se encierra en la nostalgia
y aún vivido se te agarra como algo nuevo al alma.
Pobre tonto.
Buscando en otros lugares todo aquello que tuviste
tu trozo de cielo en tierra 
lo que quisiste
la victoria en tu guerra
y sin quererlo perdiste.
Pobre tonto.
Recuerdas su manera de callar 
y decir tanto sin palabras 
de no fallarte nunca,
de hacerte sonreír cuando venían malas 
de ser tu apoyo,
cuando caías y ella te levantaba.
Añoras las discusiones por tonterías
y la reconciliación ardiente.
El abrazo más perfecto que nunca te dieron.
Ante la adversidad apretar los dientes
sabiendo que tu recompensa sería 
un simple beso suyo.
Pobre tonto.
Ella te recuerda y no volverá
sabiendo que la esperas.
Por si decide regresar 
nunca cierras la puerta.
Pobre tonto.
Desfallecido pensando lo que pudo haber sido
sabiendo lo que es
y sin saber lo que será.
Darte cuenta de la verdad.
Se fue para que tuvieras que ver 
que ella estaba.






miércoles, 20 de julio de 2011

LA FOTO

Observo tu foto.Tu sonrisa se clava bien dentro y se acomoda en mí. Juguetea entre sus dedos con mis ansias, como un niño con juguetes nuevos. Luego se queda dormida, sin miedos.
Me asomo al abismo de tus ojos, cómo no sentir vértigo al no divisar el fondo. El retumbar ensordecedor de un mar bravío resuena a lo lejos.
 Me encadeno a tu pelo para permanecer preso por siempre. ¿Quién querría escapar de tan divina cárcel?
Te veo llena de vida, discreta, no queriendo reconocer lo grande que eres. Una diosa queriendo ser la flor más simple de la tierra.
Observo tu foto. Y soy feliz. Pues sé que no eres sólo una foto y que en cualquier momento aparecerás y podré abrazarte.
Sólo por esto merece la pena vivir.

viernes, 8 de abril de 2011

COMO SIEMPRE

    Como siempre se despertó antes que ella y se quedó mirándola, durante casi una hora, intentando ajustar su respiración a la de ella. Le dio un beso en la frente. Ella se despertó y lo abrazó. Él le preguntó como estaba y la escuchó, pues su voz era dulce melodía. Le encantaba oirla, saber lo que sentía, lo que le preocupaba, asi había sido siempre, desde que se conocieron.
   La levantó de la cama, el tiempo impacable los había envejecido, pero juntos, como siempre. Se dijeron que se querían, y sonrieron.
    Atrás quedaron sus años de juventud, sus besos a escondidas, sus cuerpos firmes. Se miraron y se vieron hermosos.
   La ayudo a arreglarse y salieron a la calle para desayunar en la cafeteria de la esquina, como todos los días. Andaban juntos de la mano y él agradecia que aquel día ella sobreviera al accidente de tráfico, agradecia cada instante de existencia a su lado.
   En la cafetería el dueño les había guardado su mesa, como siempre. Allí estrecharon sus manos y hablaron y rieron como dos adolescentes pese a ser dos ancianos.
  Al marcharse el dueño los despidió con una sonrisa, y le dijo a ella lo guapa que estaba.
  El camarero nuevo se acercó al dueño.
-Perdone, ¿puedo preguntarle algo?
-Adelante.
-¿Con quién hablaba?
-Es un amigo de la infancia.
-Si, si a él lo veo, ¿pero a quién le decia lo guapa que estaba? Ese hombre venía solo,
-Mira muchacho, ese hombre conoció a la mujer de su vida siendo un niño. Se casaron. Nunca los ví discutir, ni una mala palabra. Lo que se dice una pareja ideal. Juraron estar siempre juntos. Un día ella tuvo un accidente de tráfico y murió. Sin embargo él actúa como si estuviera viva. No piensa dejar que la muerte les haga romper su promesa. Juntos. Como siempre. En verdad es admirable.
   El muchacho miró al hombre que se alejaba. Se les veia muy enamorados.
   Como siempre
   

domingo, 27 de marzo de 2011

EL DESCENSO

    Era de noche y no quería marcharme. Sabía que si lo hacía nunca más podría volver, y si pudiera no sería el hombre que se iba el mismo que volvería.
    Pedí un beso, el precio de mi olvido era un beso. Accedió. Y allí le entregué mi alma de nuevo, en cada gota de saliva, en esos dedos que acariciaron su espalda. Mis labios se fundieron con los suyos intentando hacerlo eterno. No podía ser.
    Me pidió que me fuera y yo acepté. Me giré en la oscuridad y no miré atrás para no chocar con esos ojos que preguntaron el porqué no luché por ella. No tuve cojones para hacerla feliz y no quería que no lo fuera. Otro lo hará por mí. ¿Quién vendrá en mi lugar?¿Quién sentirá esa libertad de ser preso de sus deseos? Se perderá en el laberinto de su piel del que no quería encontrar la salida y escuchará el eco de los suspiros que liberé en los rincones de su cuerpo. Espero que nadie la haga llorar. No lo merece.
    Su sonrisa hará que me despierte para luchar contra el mundo cada mañana aunque no esté a mi lado en la cama. Aprovecharé sus enseñanzas y viviré a su manera, pues ya no conozco otra forma de hacerlo. Y su olor. Siempre ese olor. El olor que huelo cuando la felicidad es mi compañera de viaje.
    Mordí mis labios y saboreé de nuevo el sabor de su gloria. En ningunos encontraré el mismo sabor, eso seguro.
    Nunca sentirá lo mismo que sintió por mí. Nunca me volverá a querer como lo hizo. Para mi será éste el máximo castigo, el añorarla en la distancia y saber que no volverán los tiempos felices que le regalé envueltos en sonrisas. Los tristes me los llevo para enterrarlos debajo de mi miseria.
    Atrás quedará la ilusión, el tiempo empleado en crear nuestro mundo y como lo decoramos con las vivencias compartidas.
    Y allí estaba, alejándome de mi vida y entrando en el ataúd que era el ascensor. Pude girarme y pedir perdón por ser culpable. Reconocer que acabé con los sueños, los anhelos,  y que no la merecía. No me odies. No me olvides. Te quiero y no dejaré de hacerlo. Estaré siempre orgulloso de ti, como el primer día, diga lo que diga la gente.
    Sólo un adiós salió de mí.
    Pulsé el botón y descendí a los infiernos

domingo, 20 de marzo de 2011

DIOSES DE LA MUERTE

    Despertó sudando y ahogando un grito. Tardó un poco en saber donde estaba pero al fin reconoció su salón, con los cuadros de sus familiares observándolo severamente y ese color amarillo turbio en las paredes. Estaba desnudo.
    Fue al cuarto de baño. El reflejo del espejo le mostró un aspecto demacrado. Le dolía la cabeza y tenia un chichón. Se lavó la cara con abundante agua fría. Entonces lo vio.
    La bañera estaba llena.Nada extraño de no ser por el color rojo que tenia el agua, un rojo que conocía bien y que no le hubiera gustado ver de nuevo.
    Salio corriendo, buscando en la casa una respuesta que encontró en el dormitorio.
    Tendida sobre la cama nadando en un mar de sangre había una mujer desnuda. Ante la visión cayó de rodillas meneando la cabeza, queriendo negar lo evidente.
-"No deberías sorprenderte."
    De nuevo esa voz.
-¿Quién era?
-"Una puta, eso es lo que era. Cuando te dormiste me desperté y salí a dar una vuelta. La conocí en aquella discoteca borracha perdida. Tuve que espantar a unos cuantos moscones. Si hubiera estado en su casa en vez de...".
-Tenia derecho de disfrutar no había motivo para matarla jodido sádico.
-"Llámalo destino. La traje a casa y follamos, era buena, muy buena; cogí un cuchillo y le asesté unas 30 puñaladas llenándolo todo con su sucia y apestosa sangre. Olía a ella. Me golpeó en la cabeza, ¿te duele?"
-No importa. ¿Qué quieres que haga con ella?
-"Cómetela"
-Muy gracioso.
-"Lo digo en serio. Trocéala y te la comes, luego deshazte de los huesos, que son más fáciles de esconder."
-No pienso hacerlo, tú la mataste ocúpate de ello.
-"¿Crees que me importa donde se pudra?Si la descubren te encerrarán a ti. ¿O les dirás que he sido yo?"
    Tenía razón. Que una voz toma tu cuerpo y mata a la gente no es una historia muy creíble. Hasta entonces había sido en la calle, pero esta vez se llevó el trabajo a casa.
-Déjame pensar.
    El cuerpo debía desaparecer. La idea de comérsela le daban auténticas ganas de vomitar y sacarla entera era demasiado peligroso, así que decidió trocearla. Agradeció no tener que ir a trabajar. Traslado a la chica a la bañera. Cogió el hacha de la cocina y cuando se dispuso a descargar el primer golpe el timbre de la puerta sonó.
-"No abras".
-Es mejor que lo haga.
-"Tú mismo".
    Se puso una bata y abrió la puerta. Al otro lado apareció su vecina, con el aspecto de víbora que tanto odiaba.
-Perdona, ¿tendrías algo de tomillo?
-"Tenemos otra cosa para ti furcia."
-Espere un momento
-"Deberías matarla a ella también. Es una chismosa y lo sabes. Entrará, encontrará el cuerpo y empezará a gritar alertando a todos con lo que se acabó."
-No lo hará, espero.
-"Nunca has tenido cojones. Déjame que le raje el cuello."
    La vista se le comenzó a nublar pero consiguió mantenerse despierto. Cogió el tomillo y volvió.
-Aquí tiene. Puede quedarse el bote.
-Gracias.
-No es nada.
-¿Qué tienes en la cabeza?
-"Si quieres puedo hacerte unos cuantos."
-Un chichón, me caí en la bañera.
-¿Tienes alfombrilla antideslizante?
-Si.
-Será de mala calidad, déjame verla.
-"No lo permitas".
-Está todo muy desordenado.
-No me asustaré.
-"Yo pienso que sí."
    Lo apartó a un lado y entró.
-¿El baño está allí?
    La vista se le nublo por completo.
    Volvió en sí con la esperanza de que no hubiese ocurrido nada. La mujer tenia el cuello roto y sus ojos viperinos no tenían brillo.
-"Deberías darme las gracias."
-¿Las gracias?¡Oh si, gracias por arruinarme la vida!
-"No hay de que"
-Voy a entregarme.
    Los segundos en el ascensor se le hicieron eternos. Hacía frío en la calle, mucho frío.
-"Te voy a contar algo"
-No me interesa.
-"Mira a toda esa gente andando como marionetas sin preocuparse por nada de lo que ocurre fuera de sus vidas. Son posibles victimas , listas para ir al matadero. Si es inevitable el morir y desde que nacemos comenzamos a agonizar, ¿por qué no acelerar el proceso? Bien mirado les evitamos el sufrimiento de la vida. No podemos crearla pero si quitarla. Somos dioses de la muerte."
-No todo es sufrimiento.
-"Lo agradable no lo supera".
-Digas lo que digas voy a entregarme, se acabó.
-"Vale, pero déjame hacerlo por última vez"
    Esta vez no pudo resistirse. Cuando volvió en si se encontró en mitad de la carretera delante de un coche que se aproximaba a gran velocidad. El choque lo lanzó varios metros.Tendido sobre el asfalto vio acercarse a un hombre con una horrible mueca en la cara.
-"Te agradezco tu colaboración pero he de irme, quizás encuentre a alguien que aprecie mejor el regalo que te ofrecí."
    No vio nada más.

miércoles, 16 de marzo de 2011

sábado, 5 de febrero de 2011

EL INFIERNO CELESTIAL

    El portero no me pidió el carnet. Tal vez porque llegué en coche  (él no sabía que era robado) o porque vio que iba a gastar dinero, pues le dí un billete con una sonrisa y un "cuídalo". El dinero tampoco era mio el idiota del coche se lo había dejado.
    Al entrar en el local una ola de calor me asaltó. Tenían la calefacción a tope. Me acerqué a la barra y al instante un camarero con una falsa sonrisa colocó un vaso con hielo delante mía.
-Buenas noches señor.¿Qué va a tomar?
-Whisky con cola-contesté mientras colocaba otro billete sobre la barra.
    Miré alrededor mientras le daba un sorbo al vaso. El sitio tenia clase. Todo limpio. La decoración aunque dejaba que desear era perfecta para el lugar. De todas formas a nadie le importaba. No había más de quince personas, aparte de las chicas. Quizás otros diez arriba.
    No me dí cuenta hasta que me puso la mano sobre el hombro. Era una mujer de color, de labios gruesos, perfectos para chupar lo que fuera necesario. No dijo nada pero deslizó su mano desde el hombro a la polla y sonrió. Estaba claro que no hablaba español y usaba por tanto un idioma universal. La miré de arriba abajo. Me la hubiera tirado allí mismo.
-¿Cómo te llamas?
Asintió con la cabeza.
-Tu nombre...nombre...-repetí.
-Aida-contestó al fin. No paraba de tocármela y estaba empalmado. No sabría hablar pero sí hacer su trabajo. Por supuesto el nombre era falso.
 -Yo Paco-mentí también-¿De donde eres?
-Vamos a follar.
    Poco más conocía de mi idioma. Lo esencial para hablar con el cliente y convencerlo para subir. Pero sabía que si lo hacía con ella estaría tirando el dinero. No me la chuparía o tendría que insistir mucho para que lo hiciera. Subir con la que te dé conversación era una regla básica. Si no fuera porque me la tocaba tan bien...A los diez minutos me dio un beso en la mejilla y sin decir nada se fue. Le dí un sorbo al vaso y esperé de nuevo.
    Un hombre a mi lado bailaba con una de las chicas (no me gusta llamarlas putas, prefiero chicas) o más bien le metía mano. La música era horrenda, canciones de amor con expresiones típicas y ritmos caribeños. En la mano del hombre del hombre se distinguía una alianza de oro. ¿Dónde creería su mujer que estaba? ¿O sabía la verdad y callaba por sus hijos como lo hizo mi madre? Me alegro de que se marchara, ojalá esté muerto.
    Las chicas me miraban y alguna se acercaba atraída por el dinero que alevosamente dejaba ver de vez en cuando. Eran animales salvajes y yo el cazador echando el cebo y buscando la mejor presa, acechando en aquella jungla de deseo, vicio y miseria. Pero ninguna de las que se acercaron fue de mi agrado. Todas llevaban perfumes baratos y cargantes que mezclaban su olor con el del alcohol y la rivalidad por ver quien ganaba más y conseguía así el reconocimiento del jefe y una situación mejor. Sin que ellas lo supieran sus cuerpos pedían a gritos algo de bondad, amor y sobre todo comprensión. Pero a ninguno de ellas quise dárselos.
    Y entonces llegó ella. Me dijo que se llamaba Margarita.
-Simple y preciosa como una margarita-intenté alagarla.
    Sonrió, pero con una sonrisa autentica no como las de las máscaras que habían desfilado delante de mis ojos. Todos sus gestos eran naturales.
-¿De donde eres?
-Soy Colombiana.
    Sin darme cuenta me vino a la cabeza hambre, guerra y dolor. La miré a los ojos y unos ojos de mujer curtida por el tiempo me miró a los míos. Intenté vencerlos pero no pude. Y hablamos sin contar el tiempo, sin notar las miradas de rencor y decir nada sobre subir al paraíso de la planta superior. Sólo queríamos conocernos como personas. Me contó que tenía un hijo y deseé verla como madre y no con  los retales de condena con los que veía a las otras. La imaginé al lado suyo, besándolo, hablándole, contándole un cuento donde ella era la más grande de las reinas y él el más valiente caballero en un mundo lejos de la puta realidad, la cual es puta de verdad.
    Pedí otra copa y la invité a una. Me caía bien.
-¿Te gusta la poesía?-me preguntó.
    Asentí, y recitó para mí el mejor poema que escuchara nunca y que aún en mi interior sigue clamando hoy. No sé si lo escribió ella, como me dijo, pero no me importó porque en esos momentos fue de los dos.
Deseaba tanto hacerle el amor...pero no pagando. Quería hacerlo sin los limites del tiempo o la suciedad del dinero. Por ello le pedí que se fuera.
-No voy a subir ni quiero que tengas problemas con el jefe, busca a otro. Hasta luego.
-De vez en cuando sólo quiero hablar. Adiós cariño.
    Hubiera preferido un hasta luego, el adiós es más duro y menos esperanzador. Se marcho rompiendome el corazón y con un hijo que en parte ya era también hijo mio.
    Después de ver el dinero que me quedaba pedí otra copa y esperé. Era la última que podía tomar si quería subir así que la degusté con tranquilidad y escruté más atentamente a las chicas. Iba a subir sin lugar a dudas ya que el alcohol y la excitación habían hecho que la tuviera más dura de lo que lo había tenido nunca, esta vez necesitaba un buen coño.
    La vi a lo lejos, había estado toda la noche y no era de extrañar porque si la belleza tiene aspecto sin duda es el suyo. Pelo rizado, hermosa como ninguna, cuerpo de escándalo, curvas sinuosas perfectamente detalladas que merecerían el calificativo de divinas. Y sus ojos verdes. Siempre he sentido debilidad por ellos. Llevaba un ceñido vestido negro que mostraba más de lo que tapaba.
    La llamé y vino a mí desafiando con sus andares toda moral. Me dio un beso al llegar y sonrió clavandome dos puñales de esmeralda en los míos azabache.
-Hola mi amor, me llamo Teresa.¿Puedo ayudarte en algo?
-Ya lo creo. Tu acento, ¿de donde eres?
-Rumanía.
-¿Crees en los vampiros?
Me miró extrañada.
-Los vampiros vienen de Transilvania que está en Rumanía. A mi me apasionan, malignos y seductores a la vez.
El alcohol comenzaba a afectarme el cerebro.
-Son sólo cuentos para asustar a los niños, sólo eso. Aunque de vez en cuando yo también muerdo cuellos-dijo mientras se acercaba al mío y y comenzó a chuparlo y a morderlo.
    Sus manos serpentearon por mi torso descendiendo hasta mi polla, acariciándola un instante para luego volver a subir. Frotó su sexo con el mío mientras besaba mi oreja y yo me dejaba arrastrar y le apretaba las nalgas con una mano y con la otra acariciaba uno de sus enormes pechos. Se despegó de mi y acercó su cara
-Podemos continuar arriba si quieres.
    Un olor a polla me llegó a la nariz lo que significaba que la chupaba sin condón. Era perfecta.
Así que un instante después allí estaba yo, con 17 años, siendo guiado de la mano por aquella diosa a través de los pasillos de la planta superior. Las puertas se sucedían una tras otra e intenté escuchar algún gemido pero no hubo suerte. Me sentía como Ícaro en el laberinto. Al girar una esquina nos encontramos con la mujer de la limpieza. Teresa la saludó y ésta le dio una bolsa con sábanas. La limpiadora me pidió algo suelto por ellas y al contestar que no llevaba nada me miró con odio.
    "Que te den por culo" pensé y sonreí.
   Seguí a Teresa hasta una habitación en la que había una cama, una mesilla y un perchero, nada más. Una tenue luz la alumbraba un poco. A un lado se abría un pequeño baño en el que entró y se desnudó mostrando toda la exuberancia de su cuerpo. Comenzó a lavarse y yo por mi parte me desnudé y, dejando las ropas en el perchero, me acerqué a ella y empecé a manosearle las tetas. Se levantó y me lavo mientras me acariciaba. Después me arrastró a la cama.
   Me tumbó boca arriba, bajo besándome el el pecho, la barriga, los muslos...y se la metió en la boca. La tuvo presa en aquella caverna húmeda y caliente unos segundos, la liberó, la volvió a apresar y la masajeó  con sus labios enroscando su lengua en aquel trozo de carne que palpitaba. Me puso el condón con la boca.
-Vamos a pasarlo en grande.
   Se puso encima y empezó a menearse. Tenía el coño demasiado ancho y me bailaba dentro de él. Arriba y abajo,arriba y abajo,le agarré las tetas que botaban insinuantes ante mí. Su mirada era lascivia pura, la mía placer controlado deseando explotar.
-Ponte a cuatro patas,quiero verte el culo.
   Lo hizo y le entré desde atrás. Empecé a embestir lento, pero al final fui la furia cebándose con su victima Podía oír una extraña melodía: los gemidos falsos de ella simulando que disfrutaba, sus frases de alabanza ante mi poderío y el retumbar de mis cojones golpeando al compás en su trasero. Sin dar un sólo aviso le perforé el culo. Le dolió, lo sé, aunque trató de disimular.
   Y empujé y empujé...y me corrí. La tensión se rompió, las estrellas brillaron más fuerte, el alma voló libre, explosiones de colores por todos lados, el diablo sonrió y me acarició la cabeza como a un hijo, fui Dios, lo fui todo.
   Caí a un lado y Teresa me miró sonriente. Ya no me parecía tan maravillosa.
   El portero me despidió con la mano al marcharme. Jamás vi semejante gilipollas. Me alejé de aquel paraíso infernal, donde reinan los instintos más primitivos, donde lo que compras tiene cara, vida y sentimientos; donde aprendí a ser humano, a ser divino, a ser lo que soy. Donde volveré, sin duda, a ser realmente libre.

viernes, 28 de enero de 2011

ESTRELLAS DE DÍA,SOLES DE NOCHE

    He llegado a la conclusión de que soy tuyo y tú mía y que aún no lo sabes, por ello vuelves la cara y apartas tus ojos cuando notas que los míos los buscan esperando poder bailar con ellos una danza de fuego.
    Cada vez que te siento, pues antes de verte ya sé que llegas, me corre por el alma las alegrías de un niño y un "que bonita eres" brota de mi boca sin poder controlarlo. Llevas el canto del ruiseñor, el calor del sol, la lluvia fresca de abril y el brillo de una estrella escondidos en el laberinto de tu piel donde perderme quisiera. Un beso es lo único que pido para darte la vida y acoger la muerte en mi pecho.
    Te quiero, te quiero, te quiero...dime cuantas veces deseas que lo diga y lo haré, bajito al oído o con la voz de la tempestad que se entere todo el mundo. No importa lo que digan los demás, el universo es nuestro, no le busques la lógica.
    Dame tu veneno que me lo beba, tu mano que la coja, tu olor que lo huela, tu forma de pensar que no quiero otra. Seré esclavo sin remisión de la más bella señora.
    Duérmete sin temor a nada. Muchas gracias por existir y dejar que sienta que he vivido. 

AMISTAD ENTRE ENEMIGOS

    Desde lo alto de la colina cercana observaba. Recortadas sobre el horizonte las cruces proyectaban largas sombras. Tres cruces en las que colgaban el mismo número de personas, pero para él sólo una era importante. Se apartó el pelo de la cara y jugueteó un rato con su larga melena negro humo.
-Mírate pobre muchacho. ¿Dónde te ha llevado tu fidelidad?
    Descendió al lúgubre paisaje. Paseó entre la muchedumbre como un fantasma. Nadie podía verlo, lo había preferido así y tenía poder para hacerlo. Olió el odio, la agonía y la esperanza que emanaba del gentío de curiosos saboreando cada uno de sus delicados matices. Llegó al fin al pie de la cruz central y contempló al hombre.
-Era tu destino.
    El hombre de la cruz asintió casi por obligación. Él sí podía verlo, tenía ese privilegio.
De nuevo se encontraban, en una situación muy diferente de la primera vez. Sobre la cruz, Jesús, hijo de Yahveh, rey de los judíos, el mesías salvador; y a los pies de la cruz el caído, el ángel negro, Satán.
Fue en el desierto donde se conocieron.
-Alabado seas Jesús-dijo al verlo.
-¿Satán se digna él mismo a venir a verme?
-Deseaba ver a quien me reta.
    Jesús tenía la cara curtida por el sol del desierto y mostraba un evidente cansancio
-Se avecina un gran dolor y no estás ni preocupado ni asustado sino alegre. No entiendo tu actitud.
-Es la voluntad de mi padre y la acepto.
-Adórame y mi voluntad será darte riquezas y poder. El mundo será tuyo.
-Sólo adorarás a Dios padre.
-Te cambio la amargura por el placer.
-No lo quiero si no viene de Dios.
-Pues sea el dolor entonces tu fin.
    Desde entonces lo admiró. Apreció esa fidelidad. Siguió con especial atención toda su actividad pública, alegrándose cuando fue querido por muchos, aunque significase un paso atrás en su guerra, y derramó lágrimas cuando en el Huerto de los Olivos vio que era en verdad un hombre aún siendo hijo de Dios. Y la Tierra, tal vez el Universo entero, se hubiera sacudido de no controlar su ira al ver el suplicio que tuvo que soportar y como sus amigos lo traicionaban y negaban de él. Había, por extraño que parezca, tomado como amigo a su enemigo.
     Jesús agonizaba. Satán se elevó en el aire y sus ojos, la tristeza y la resignación se encontraron.
-Pude dártelo todo y no lo quisiste.
-No me correspondía.
-Dime, ¿dónde está tu padre ahora?
    La duda y el miedo cruzó su mente un instante.
-¡Padre, por qué me has abandonado!
    Dejó caer la cabeza a un lado y su alma escapó del cuerpo. Satán apretó los puños y el templo cercano se partió en dos.
-Realmente era el hijo de Dios-murmuró alguien.
    Le besó la frente y descendió posándose nuevamente en el suelo.
-Maldito seas Yahveh. Has entregado a tu hijo por una guerra. Luchemos sin piedad entonces hasta la última consecuencia.
   Se marchó con la cabeza gacha.

martes, 25 de enero de 2011

LA VISITA

    Fuera hacía frío y llovía copiosamente. La única luz que alumbraba la cabaña era la del fuego de la chimenea lamiendo el aire en un frenético baile. Sentado en una mecedora Gabriel esperaba visita. Había dispuesto una silla enfrente suya por si llegaba cansada. De momento lo único que llegaba era tarde. Llamaron a la puerta.
-¿Quién es?-preguntó como si no lo supiera. Nadie en su sano juicio iría con aquel tiempo hasta esa cabaña perdida en mitad del bosque. Nadie excepto su visita.
Abrió la puerta, que crujió de forma lastimosa, como si no deseara dejar paso al visitante. Allí estaba, de pie bajo la lluvia que resbalaba por la túnica y la capucha negra, sin emitir ni un sólo sonido. La visita había llegado.
       Entró y se sentó. Gabriel hizo lo propio en la mecedora. El silencio se adueñó de todo.
-Buenas noches-dijo al fin el recién llegado.
-Buenas noches.
-¿Has visto alguna vez morir a alguien?
-Un día atropellaron a un perro delante de casa cuando tenia 10 años. No pude dormir durante una semana.
-Me refería a una persona.
-No. ¿Y tú?
-Demasiadas.
Una risa bronca brotó de la capucha. Gabriel se dio cuenta de la estupidez que había preguntado.
-Te dí una semana.
-Todo está en orden.
-¿Y tu hija?
-Preguntas demasiado.
-Soy curioso, me suelo aburrir.
-Está bien, es preciosa. Mi mujer no me deja verla. Maldita zorra.
-No fue ella la que se acostó con otro.
      Gabriel recordaba perfectamente la expresión de ira en la cara de Lorena al encontrarlo con el pecho de aquella mujer en la boca.
-Quizás tengas razón.
-No me equivoco nunca.
De nuevo el silencio.
-Me caes bien Gabriel.
-No es muy agradable viniendo de tu parte.
-Me llamaste y he venido. Aún no era el momento.
-¿Disfrutas con tu trabajo?
-No. Estoy cansado de todo. Demasiada tristeza, se hace pesado. Me cambiaría por cualquiera. Piensas que eres desdichado pero no sabes lo que yo siento. No soy querido ni amado, pero si deseado. No desapareceré nunca, sin oportunidad de elegir. Mi único sueño es descansar, sólo eso.
      Por un instante se vio su lado débil.
-Te compadezco.
-Gracias.
-Debemos irnos.
-¿Seguro?
-Si no es ahora será otro día. ¿Quieres beber algo?¿Vino?
-Me encantaría.
-Bébelo rápido.
      Encontraron el cuerpo de Gabriel colgando de una de las vigas de la cabaña. Las pruebas demostraron que fue un suicidio. Lo extraño es que sobre la mesa había dos copas de vino a medio beber. No hallaron a la otra persona. Pero algún día lo harán. Nadie puede evitar esa cita. La visita de la Muerte.

EL SUEÑO DE UN CONOCIDO ERRANTE BORRACHO

Amanece y estoy solo. Nadie me consuela.
De pronto, a lo lejos, aparece un caballo y me sonrie amablemente. Relincha y millones de rosas brotan de su boca. 
Tras la florida lluvia miro al suelo y veo miles de cuadros negros y blancos, negros y blancos, negros y blancos...más negros que blancos y más blancos que negros.
La tierra tiembla y un ejercito de gigantescos peones hace aparición, y tras ellos los alfiles, caballos, torres reyes y reinas. Estas últimas visten ligueros rojos y me tientan.
Crezco y ahora soy yo el gigante y veo los viejos jugadores de ajedrez con el olvido en sus ojos y la saliva ácida manchando sus sucias camisas. Se rajan la piel y son humo, no más. Igual que yo, igual que todos.

jueves, 20 de enero de 2011

ADIÓS MI NIÑA

La conocí en un callejón. Sólo tenía quince años, yo casi veinte. Era la novia de un gilipollas que no se la merecía. La dejó a un lado mientras hablaba con sus amigotes y ella se apoyó delicadamente en la pared. Ni me miró, yo no podía dejar de hacerlo. Me juré que sería mía.
Un día hablé con ella y una sonrisa tonta se dibujó en mi rostro. Sabía que existía. Gracias, gracias, gracias.
Cambió de novio, gilipollas por gilipollas, tenía mal gusto para los hombres. Las lenguas blasfemas y malolientes de la gente comenzaron a hablar, a crear historias sobre ella. Nunca las creí. Porque la conocía. Y estoy orgulloso de ello.
Dejé de verla durante un tiempo. El mundo no se detuvo, todo siguió su orden. Conocí la sonrisa perra de la vida y me prometí que no permitiría que se riera de mí con sus dientes amarillos.
Una mañana, al salir de trabajar la vi. Por aquel entonces trabajaba en una nave para la venta de pescado, durante la noche. Iba con sus amigas y habían pasado unos cuatro años. La belleza tenía firmado un contrato en exclusiva con ella.
Avergonzado por el olor de mi ropa, me acerqué y la saludé. Me devolvió el saludo. Hablamos unos gloriosos segundos y osé pedirle el teléfono. Me lo dio, pensé que era falso, no podía querer tener contacto conmigo. Le di el mío. Me marché. Sus amigas preguntaron quien era. “Sólo un amigo”
Al día siguiente me dejó una llamada perdida en el móvil. Me reí de la vida.
Pero la vida me escupió a la cara. La noche de su cumpleaños lloró por otro. Las lágrimas fueron ácido sobre mi alma. No dejaría que me ganara.
Desplacé prioridades y ella fue mi prioridad. Ataque una vez tras otra golpeando a la vida en la cara, que cayó a la lona cuando ella me besó y sentí la victoria cuando por fin me dio su cuerpo bajo las estrellas. Por una jodida vez era feliz.
Cinco maravillosos años. Nada podía hundirme. Me equivoqué.
No me di cuenta de su valor, de lo que ella renunció por mí, de mi egoísmo inconsciente, de mi actitud. La asfixié con mi persona y pisoteé su juventud. Poco a poco su amor hacia mí fue muriendo. La vida se levantó de la lona y con un certero derechazo me mostró la realidad. Había perdido. Comenzó la cuenta atrás.
Salí de nuestra casa. UNO.
Comenzó a rehacer su vida. DOS.
Intenté rehacer la mía. TRES.
No pude. CUATRO.
Busqué apoyos. CINCO.
No los encontré. SEIS.
Me dejó bien claro que se acabó. SIETE.
Le dije que esperaría siempre su regreso, que pasara lo que pasara allí estaría yo. OCHO.
La quiero cada segundo y me falta. NUEVE.
La hice llorar de nuevo sin pensar en que ya era feliz sin mí. DIEZ.
La victoria fue por K. O. Terminó el combate. No veo la salida del túnel.
Aquí me veis. Un muñeco roto en las manos del destino. Una simple medalla colgando del cuello de la triunfante vida. Ojalá me perdone y nunca me olvide.

EL HOMBRE SIN ALMA

Una vez un hombre se dio cuenta que había perdido el alma. No recordaba donde pero sabía que no estaba.
Al no tener alma no se preocupaba, pero era suya, y esperaba hallarla.
La buscó por todos los lugares donde estuvo a lo largo de su vida, pero allí sólo encontró los recuerdos.
Le preguntó a sus conocidos y familia pero ellos lo único que tenían era amistad y lazos familiares.
Se buscó en los bolsillos pero allí no había nada.
Finalmente se rindió.
Un día llamaron a la puerta de su casa y apareció una mujer. Ella lo miraba con sus grandes y expresivos ojos y el pelo negro rozándole los hombros. En las manos llevaba un cofre pequeño de madera, sin adornos.
-Creo que esto es tuyo.
El hombre cogió el cofre y lo abrió. Dentro estaba su alma, callada.
-¿Dónde la encontraste?
-Tú me la diste.
El hombre cerró el cofre y se lo devolvió a la muchacha.
-Quédatela. Quiere estar contigo. Es feliz.
Cerró la puerta y nunca más se vieron.

MOMENTO DE OLVIDAR

Amigos, saquemos el vino.
Dejad en la puerta la tristeza y echad la llave.
¿Quien las necesita? Sus besos calidos quemaban la piel.
Sacad los trajes de gala tejidos con tela de desprecio.
Ellas nos hicieron reir y ser libres pero anclaron nuestra alma a la suya.
¿Y que vale un hombre sin alma?
Celebremos que ya no nos quieren.
Que otro sufrirá ese amor que cada día nos daba ganas de comernos el mundo.
Que no envejeceremos juntos.
Que su saliva no bailará con nuestras lenguas
hasta la extenuación.
Refugiemonos bajo tejados construidos por nuestros miedos y cobardias.
Sí amigos, cerremos la puerta y dejemoslas fuera.
Y ahora, que nadie puede vernos, reconozcamos cuanto las echamos de menos.
Levantemos las copas rotas de nuestro orgullo.
Cortémonos los labios.
Dejemos que brote la sangre que nuestro corazón mueve
y que sigue latiendo por ellas.
Sí amigos, que cada segundo sin ellas parezca una fiesta
y no el funeral que es.